domingo, 24 de enero de 2010

Castigo ejemplar?

Antes de empezar quisiera dejar en claro un par de puntos.

Por una parte, creo que todos de alguna forma (de hecho, de palabra o de pensamiento), hemos sido en alguna oportunidad cornudos, por lo que nada nuevo vamos a descubrir en un tema de infidelidad, al menos eso pensaba yo.

Por otra parte, dependiendo de la ocupación de tu pareja, vos o él terminaran siendo más cornudos que otros (es decir, corneados con mayor frecuencia). Me explico: si tu pareja es productor de TV o teatro, ginecólogo, cirujano plástico, instructor de tenis o ski obviamente corres mas riesgos de que te claven los cuernos que en el caso de que fuera bibliotecario, mecánico dental o sastre. Ahora bien, si hay una ocupación que se destaca de las otras por su "corneabilidad" es la de chofer. Ya sea de taxi, remís, colectivo de corta, media o larga distancia o de camión. Por alguna razón, el estar tanto tiempo sentados frente a un volante, además de generarle unas hemorroides dignas de ser expuestas en el "Museo del ano" (ver mi entrada http://absolutemandrin.blogspot.com/2009/03/lost-and-found-box.html donde hablo del susodicho museo), hacen que sus parejas se dediquen al deporte de garcharse a todo aquel que pase por la puerta de la casa, a sabiendas que el "profesional del volante" estará afuera hasta determinada hora o día.


Por eso, ya sabés, si mañana un taxista te encierra con una maniobra imprudente, no bajes el vidrio del auto para mandarlo a visitar la vagina de su hermana, se más inteligente. Con toda tranquilidad y parsimonia, decile "Cornudo!" y sonreí... Va a ser el peor insulto que podes endilgarle.

Por eso no me sorprendió la primera parte de la noticia, cuando leí en internet que en Perú, un camionero llegó antes de tiempo a su casa y encontró a su mujer poniéndole los cuernos con otro parroquiano. Que esperaba encontrar? Lo que si me sorprendió fue el castigo que decidió aplicarle. De acuerdo a la nota, luego de "abofetearla un par de veces", fue a la cocina, encontró un rocoto, volvió a la habitación y lo frotó en los genitales de su mujer. OMG!

El rocoto, para quienes no lo conocen, es un ají del tamaño de un pimiento morrón pequeño, el cual pica el equivalente a 3 ajíes puta-parió juntos. Se usa mucho en Perú al sazonar las comidas, pero hay que tener cuidado, las venas y las semillas son hiper-picantes. Mi abuelo solía comerse un tercio de rocoto al almuerzo, se lo traían en un plato, ya cortado, sin semillas ni venas y él iba cortando rebanadas, las cuales usaba para sazonar el caldo, o cualquier otro plato (excepto creo las pastas).

El camionero del relato debe haber tenido la misma costumbre que mi abuelo, se comía un pedazo de rocoto y el resto lo dejaba para el siguiente almuerzo. Así pues, luego de abofetear a su adultera mujer, fue hasta la cocina, vio un rocoto a medio comer, lo tomó, y como se solía castigar a los nenes al proferir malas palabras, pasándoles jabón por la boca, este optó por pasarle el rocoto por la vagina a su mujer, lo cual seguramente debe haberle ardido hasta el alma a la pobre mujer.

Cualquier parecido con Lorena Bobbit es pura coincidencia...

2 comentarios:

オテモヤン dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Pin dijo...

tal vez solo queria practicar cuningulis con sabor bien andino ^^

que sádico, conozco el aji (que como te comente en otra entrada en Bolivia se llama Locoto) y es una salvajada lo que hizo tu paisano...

pero a menos que sea muy masoquista extrema, no creo que vuelva a engañar a nadie la mina, no se ejemplar, pero efectivo ya lo creo XD