viernes, 24 de julio de 2009

Dale, dejame que te ato

En épocas de estudiantes, Claudio y Miguel compartían un departamento en Almagro. El departamento era chico, un dos ambientes con kichenette, interno y con un baño minúsculo, pero era barato y les quedaba cerca de la UTN, por lo que trataban de amoldarse forzadamente a la situación.

Miguel había conocido una mina y estaban saliendo hacia un par de meses. Ella vivía con sus padres y hermanos, por lo que ir y tener sexo allá era algo inpensado. Con las hormonas en ebullición y con poca plata en los bolsillos, ambos trataban de acomodar sus horarios para poder aprovechar el departamento de los chicos en los horarios en que Claudio no estuviera. Hasta ahora venían bien, llegaban y sin mayores preámbulos empezaban a garchar.

Un miércoles a la tarde/noche, a la mina se le ocurrió un juego. Había visto cables eléctricos que Claudio había usado para algún trabajo, los trajo al living y le propuso a Miguel tener algo de sexo sado. Insistió e insistió a las negativas iniciales, y logro convencer a Miguel de dejarse atar al sofá del living.

Estando ya Miguel desnudo, le ató bien las manos y piernas al sofá. Luego de tenerlo bien atado, le puso un pañuelo en la boca y le hizo un show de streaptease que puso a Miguel a tope, literalmente hablando. Finalizado el show, la niña en cuestión procedió a sentarse en el pinocchio, mientras Miguel gozaba terriblemente.

Estaban en esos asuntos cuando de repente se sintió el ruido de la llave de la puerta del departamento. La chica salió corriendo hacia el baño y se encerró allí, se abrió la puerta y obviamente era Claudio que venía con dos amigos más, le habían cancelado la clase y venían los 3 a tomar mate aprovechando que el departamento estaba cerca de la facu.

La sorpresa mayúscula de los tres pibes al encontrarse el espectaculo de ver al otro flaco, atado a un sofa, sin poder hablar, emitiendo sonidos inentendibles. OMG! Al principio pensaron que lo estaban secuestrando o algo así, pero luego al ver a Miguel y con el pene totalmente erecto, cual obelisco en la 9 de julio, se entraron a cagar de risa mal.

Lo gastaron un rato, y le dijeron "te damos 15 minutos, terminen lo que estaban haciendo y venimos a tomar mate y comer facturas". Salieron y lo dejaron en la misma situación.

Obviamente que ese polvo nunca se terminó, la mina salio del baño bastante avergonzada, se vistió y se fue. Miguel hizo lo mismo y salió con ella. Cuando los pibes volvieron, lo único que encontraron fueron los cables con que ataron a Miguel al lado del sofa.

1 comentario:

naty dijo...

muy bueno.... pobre mina, no le debe haber dado la cara para ir despues, que verguanza....