viernes, 3 de abril de 2009

El marido de Claudia

Cuando vivía en Córdoba, tenia entre mis amigos a una pareja joven, Claudia y su marido Gonzalo. Gonzalo era el típico chabón canchero, que se las sabia todas. Si vos comentabas una novedad, él ya lo sabía, si vos contabas una anécdota, el ya la había vivido o conocía alguien que lo había vivido, así era en todo. No era por competir, era por su naturaleza de agrandado.

De Gonzalo se comentaba que había tenido un par de historietas extramatrimoniales con otras minas. Si Claudia lo sabía, se hacía muy la boluda o la desentendida, a pesar de que alguna de sus amigas le había contado de las andanzas extramaritales de Gonzalo. Ella era de ese tipo de mujeres que priorizan su familia y la estabilidad familiar, así, ojos que no ven, corazón que no siente.

Mientras alquilaban en Alta Córdoba, eran dentro de todo una pareja simpática. Claudia con su titulo de contadora, progresaba en la empresa donde trabajaba. Gonzalo, dedicado permanentemente a negocios que estaban condenados de entrada al fracaso, la iba piloteando. Un tiempo estaba de gerente de ventas de una distribuidora de pañales hasta que lo despidieron, al poco tiempo había puesto una farmacia con un socio la cual quebró, después se metió en una empresa de venta de servicios de celulares, así iba su vida.

Si bien no eramos íntimos, las veces en que coincidíamos pasábamos una velada divertida. Un buen día, nos comentaron que se habían comprado un lote en el country Las Delicias, en la zona norte de Córdoba y que iban a construirse su casita. Desde que lo anunciaron hasta que se mudaron pasaron unos 15 meses. A la inauguración de su casa nos invitaron, pero fue solo eso, debut y despedida. A medida que empezaron a hacerse amigos dentro del country se olvidaron de los antiguos conocidos y nunca mas nos invitaron, a pesar de coincidir de tanto en tanto en algún cumpleaños o evento común. Ergo, se agrandaron.

Un tiempo después de que dejamos de frecuentarnos, por una de esas casualidades, Martín, un amigo mío me convence de que lo acompañe a "Planta baja" un antro del centro de Córdoba frecuentado por travestis. Martín estaba saliendo con un flaco y le habían dicho que a este lo habían visto algunos viernes frecuentando el susodicho boliche, levantándose algún travesti.

Martín quería confirmar estas versiones y la mejor manera que se le ocurrió fue ir a ese lugar y esperar encontrar in fraganti a su "novio". Fue así que me interné en un boliche de travestis.

A poco de entrar y mientras tomábamos algo en una de las barras esperando ver ingresar al novio de Martín, para mi gran sorpresa veo una cosa grandota travestida que tenía un aire conocido. Me fijo bien y efectivamente, era Gonzalo, el marido de Claudia. Aquel macho canchero que se las sabia todas, estaba ahí, en su mejor versión de Moria Casan y del brazo de otro tipo. Me había esperado encontrar cualquier cosa en ese lugar, menos a Gonzalo trasvestido. Lo que se dice, toda una sorpresa.

Yo me hice el re-boludo, como que no lo reconocía, y con Martín seguimos esperando que apareciese el otro flaco para "darle la cana".

Al rato Gonzalo se iba del boliche del brazo de su "amigo". Así me convencí que todos tienen algun secreto... algunos un muerto en el placard y otros un travesti en el baul. No es cierto?

4 comentarios:

Pin dijo...

y si como dice el dicho, el que este libre del pecado que tire la primera piedra.

tu anegdota me recuerda que hace un tiempo atras, yo tenia un vecino, Pedro, que hoy es un gran amigo, que es gay, y entre sus amitades estaba un Roberto, un flaco que, que vivia con la madre (profesora de tango) bailaba tango, y se mostraba siempre bien varonil y con aire de ganador.
Pero con mi hermano habia algo que no nos cerraba del chabon (vaya a saber que clase de 6º sentido compartimos con mi hermano) pero la cuestion es que para nosotros (hablando grotescamente) sino se comia la galletita, rasguñaba el paquete.
Una vez tratamos el tema con Pedro y el nos dijo:
- Nooo, nada que ver, si Roberto es re putañero y se conoce todos los cabarutes de Bs As
resulta que un dia, Pedro es encomendado por la madre de Roberto para que le haga el favor de ir a buscar unas cosas a su casa (tenia que ir para esa zona) y como le tenia confianza le dio las llaves.
Pedro, con su curiosidad de gato, despues de recoger el pedido, de chusma se puso a ver las habitaciones vacias y para su sorpresa, al ingresar a la habitacion de Roberto, encontro a este, como Dios lo trajo al mundo, pero no solo, sino muy bien acompañado de otro tipo, bien abrasaditos durmiendo.
Pedro despues nos comento lo sucedido y mi hermano y yo celebrabaoms la victoria de haberlo anticipado :P

y si el varon Roberto, resulto ser una mariposa, para mi que los cabarutes los conocia de laburar y no justamente bailando XD

La vida te da sorpresas ♫♪♫
sorpresas te da la vida, ay Dios ♫♪♫

Pin dijo...

che, estoy pensando que podria empezar a escribir algo en mi blog, en varias anecdotas comente anecdotas mias :P

AbsoluteM dijo...

Pasame la direccion asi te comento

naty dijo...

uno vive creyendo de la gente cosas que no son... vos sabes a que me refiero... de este tipo de casos hay en todos lados...lo feo es que viven querendo ser otra persona.... debe ser muy dificil actuar toda tu vida...