sábado, 4 de abril de 2009

Un regalo para Mariel

La gorda Mariel fue compañera mía en la facultad desde primer año. Entre nosotros hubo siempre una relación amor-odio muy extraña. Yo le conseguí su primer y creo que único trabajo como analista en la clínica Velez Sarsfield, donde administraba mi sistema de historias clínicas y facturación, así como la red, pero por diversas razones entre nosotros siempre hubo chispazos.

Allá por diciembre de 1995, cumplía yo años y organicé una reunión en mi departamento. Cayó todo el mundo, aunque ella a pesar de haberme llamado temprano para preguntarme a que hora había que ir, terminó sin aparecer. Cuando a los pocos días la vi y le pregunté por que no había ido, no supo o no quiso darme explicación válida.

Mas tarde me enteré que había salido esa noche con unas amigas y que prefirió quedarse tomando café y charlando, seguramente esperando si algún flaco se les acercaba y se las levantaba, que venir por mi casa, por lo que me quedé algo dolido.

Yo soy de los que piensan que la vida es una calesita que da vueltas y que siempre te da oportunidades para la revancha, así que no me hice muchos problemas y esperé. Como su cumpleaños venía en pocas semanas más, me puse a pensar en una buena devolución de atenciones. Tanto pensé, hasta que se me ocurrió el regalo perfecto. Fui, lo compré, lo llevé a lo de un amigo que tenía una casa de bijouterie, lo puso en una caja muy monona y lo envolvimos para regalo.

El día de su cumpleaños caí a su casa mas bien tarde, esperando que ya estuviesen allí todos los invitados, así mi regalo no pasaba desapercibido. Llegué con mi caja de regalo y se la entregué. Ella dudaba si abrirlo o no. Sabía que alguna venganza se venía, pero no sabía como.

Me preguntó si se trataba de un consolador (lo cual no hubiese sido muy original), si era algo sexual o si era algo que estaba enhualichado. Le dije que no. Que era una estatua y que era frágil. Ella seguía dudando, pero al final, por presión de la gente presente abrió el paquete y de dentro sacó una muy bonita estatua de San Antonio. Le expliqué "Es para que te consiga un novio. Lo tenes que poner mirando al rincón y decirle que hasta que no te consiga novio no le levantas la penitencia".

A ella que era solterona y desesperada, esto no le cayó nada en gracia.

Para colmo se la rematé diciéndole "si para el próximo año no conseguís novio, te traigo a Santa Rita, la patrona de los imposibles, con esa no hay pierde"

Pregunta: Estuve bien o fui demasiado malo?

2 comentarios:

naty dijo...

siempre sos malo... pero por esa maldad casi inocente uno te quiere mucho...

Pin dijo...

aaaaaaaaaajajajaja, estuviste geniiaaaal.

yo suelo ser una persona bastante mala, y vivo peleando, es una de las cosas que mas me divierte, asi que eso fue absolutamente genial =P