viernes, 1 de mayo de 2009

Carlos

Conocí a Carlos hace unos 12 años en Córdoba a través de un amigo común.

Carlos (no se si aun sigue vivo, creería que sí) era en ese tiempo un tipo de 50 años, vos muy impostada, doble apellido y modales amanerados. Era especialista en fecundación. Tenia su mujer y un hijo (adoptado) y vivía en un bonito depa de Palermo. Carlos era muy religioso, de ir a misa todos los domingos a la mañana. Le encantaba viajar, ya sea a congresos médicos o por placer. A todos los lugares que iba, lo primero que hacia era buscar donde había un sauna gay e ir.

En cada viaje, Carlos compraba recuerdos, chucherias, huevadas, bah, para llevar de regalo a una lista de como 40 personas. "Esto para Martita, esto para Juancito, Esto para la tía Dorotea"se le escuchaba decir en los negocios donde entraba o puestos de artesanías que veía.

Carlos siempre estaba hablando de grandezas. De su amigo que tenía casa en Copenhaguen adonde él iba como primer destino cada vez que debia ir a Europa, "alli me siento en casa" lo escuché decir una vez. De sus viajes en crucero por los fiordos noruegos, de lo parecido que era la avenida Rafel Nuñez en Cordoba con Rodeo Drive de Los Angeles (con Rodeo Drive! anda!). Cualquier cosa le daba pie para pavonearse y contarte de lo que le sirvieron en un restarurant de Tokio, lo que pago por un souvenir en Estambul, o por un cafe en Dubai, o lo que sintió la primera vez que vio la Torre Eiffel o a la Gioconda. En otras palabras, un Pelotudo que quería demostrar lo que tenia y figurar todo el tiempo.

Carlos además tenía otro depa, en el centro, donde vivia su "amante", Tomás, un flaco de mi edad. El cual laburaba como cadete del consultorio. Este pibe era también de doble apellido y de costumbres religiosas, con lo cual eran el uno para el otro, salvo por el hecho que entre ellos no había ya sexo. Carlos iba buscar sexo a los saunas y Tomás lo buscaba en los boliches o yirando por la calle. A Tomás lo conocí un fin de semana que vine a Buenos Aires y me hospedé en el departamento del centro de Carlos, donde él vivía. Nos hicimos amigos y en esa oportunidad y un par de viajes más que hice, me contó los detalles de su historia con Carlos.

Se habían conocido en la calle, Carlos lo llamó desde su auto y lo invitó a tomar algo. En esa charla, sabiendo su nombre, Carlos sacó del bolsillo interior de su saco unas estampitas y le dijo "Mirá, este es tu santo patrono, Santo Tomás, yo siempre lo llevo conmigo". Al principio tuvieron sexo, a pesar de la disfuncionalidad sexual que tenía Carlos (no tenía erección) por lo que Tomás disfrutaba poco de las relaciones, pero el tener un laburo, un depa, manejar un buen auto, le sirvió de consuelo. Luego el tema sexual se fue apagando, pero continuaron juntos, con Tomás como mantenido.

De mas está decir que Carlos intentó seducirme y que uso la artillería gruesa, mostrando los espejitos de colores de sus viajes y sus contactos, pero a mí no se me movía un pelo, por lo que cansado de intentar y no recibir la respuesta esperada de mi parte, le dijo a Tomás que no me recibiera mas en el departamento. Al poco tiempo yo ya estuve instalado acá y nunca me lo cruce.

Pero una vez, estaba en una fiesta de cumpleaños y un pibe estaba contando de una experiencia por demás extraña que le había pasado unas semanas antes, cuando un tipo se lo quiso levantar en la calle, lo invitó a tomar un café, le preguntó el nombre, sacó del interior de su saco unas estampitas y le dijo: "Mirá, este es San Gabriel Arcangel, tu patrono, yo siempre lo llevo conmigo"

Obvio, me largue a reír, era claro que se trataba de Carlos.

2 comentarios:

naty dijo...

jaja los años no quitan las mañas

Pablo dijo...

Digo yo, y cada vez que salía de levante andaba con toda la santería encima???? Ja ja ja ja