lunes, 25 de mayo de 2009

Como un pelotudo

Los fenómenos meteorológicos me llaman mucho la atención. Esto se debe a que en Lima, ciudad donde nací y viví hasta los 19 años, salvo los ocasionales terremotos, no existe otro tipo de fenómeno meteorológico. No, no hay.

El clima en Lima es igual todo el año, salvo que en verano sube la temperatura a unos 28 o 30 grados, y en invierno baja a unos 14 o 15 grados centígrados. Hay una humedad del orden del 90%, casi siempre esta nublado, nunca llueve, salvo que se pueda llamar lluvia a una fina garúa. Hasta en verano, cuando te bronceas, es muy posible que te broncees con la resolana que por estar a pleno sol. Tormentas eléctricas, rayos, relámpagos, granizo, nieve, tornados, son cosas inexistentes en Lima.

Mi primer encuentro con estas obras de arte de la naturaleza lo tuve allá por 1973, cuando partí a yanquilandia por unos meses a perfeccionar mi inglés a la casa de unos tíos. Al llegar nomás me sorprendió ver nieve. Estábamos en Michigan, cerca del Canadá y era pleno invierno. Recuerdo que me quedaba mirando por la ventana, como un pelotudo, a las ardillas saltar de rama en rama sobre un manto blanco de nieve que cubría todo, el piso, los arboles, los techos, los coches. Ni hablar de la primera vez que la vi caer, fue un espectáculo inigualable. Cayó nieve toda la noche, se cortó la luz y el gas, las calles estaban cubiertas por un metro o mas de nieve. A mi tío, que era cirujano cardiovascular, lo vinieron a buscar del hospital en moto para nieve. Nosotros nos quedamos en casa, no se podía ir a la escuela. Recuerdo que encendieron el hogar con leña, y almorzamos salchichas cocinadas a fuego.

Allá también tuve mi primer encuentro con las tormentas eléctricas. En estas oportunidades también me quedaba mirando a través del vidrio, como un pelotudo, el zigzag que producían los rayos sobre el horizonte. Una vez tuvimos un alerta de tornado y debimos bajar al sótano por las dudas, aunque no hubo ningún tornado, por suerte.

Luego de esas experiencias, tuve algunos encuentros ocasionales con tormentas eléctricas cuando hice algún viaje fuera de Lima, ya sea al interior del Perú (sierra o selva) o fuera del país. Pero, si tengo recuerdo de una tormenta, fue la que disfruté a los 4 días de haberme instalado en Argentina. Había llegado a Córdoba, y para legalizar los certificados de estudios, de nacimiento y demás papeles, debía venir a Buenos Aires e ir de Ministerio en Ministerio; primero a Cancillería, después a Educación y finalmente a Interior.

Llegue a Retiro en bus, y me alojé en un hotel que aun existe, en Libertad y Arenales. Ese día aproveché e hice todos mis trámites y a eso de las 8 de la noche, estaba en el hotel descansando cuando sentí que se largaba a llover muy fuerte y se sentían los primeros truenos.

Salí del hotel solo con una campera liviana, sin paraguas y me fui caminando a la vuelta de la manzana, a la esquina de Cerrito y Arenales. El espectáculo no podía ser mejor, llovía a cántaros, relámpagos y rayos se dibujaban sobre el cielo porteño, de un lado el obelisco y del otro el río, mas allá de Retiro.No me importaba estar mojándome, ni el viento, yo disfrutaba del espectáculo. Así habré estado unos 45 minutos. la gente trataba de cruzar la 9 de julio en uno u otro sentido para llegar a sus casas. Yo solo me quedé allí, en esa esquina, bajo un techito, como un pelotudo, mirando la tormenta.

Han pasado 25 años desde esa vez, y aun hoy, cuando hay alguna tormenta fuerte, dejo lo que estoy haciendo para ir hacia alguna ventana y quedarme, como un pelotudo, mirando el espectáculo de los rayos cayendo.

En síntesis, los fenómenos meteorológicos, a mi, me generan un efecto de pelotudismo crónico

Pregunta: y a vos, que te deja como un pelotudo?

4 comentarios:

Pablo dijo...

Debo admitir que cuando tenía ocho, nueve o diez años, nos mudamos a Capital provenientes de Banfield, a un edificio de catorce pisos, guaaa, catorce pisos..., y si, era un espectáculo ver una tormenta desde esa altura, ya sea que hubiera rayos o no, lluvia torrencial o llovizna, era así como hipnotizante. Esta adoración por las tormentas me duró hasta el famoso "granizo" momento en el cual, después de ver cómo había quedado el coche, empecé a putear cada vez que se ponía medio feito el cielo...

Abercrombie Baires dijo...

Debo confesar que si hay algo que me dejó pelotudo fue tu "Como un peluto", realmente hay que tener creatividad y talento para hacer de "algo pelotudo" para nosotros que odiamos las tormantas, es esto que escribiste y realmente difrute mucho, me hiciste reir como un pelotudo...
Sergio Aprea

naty dijo...

ante todo publica lo del graniso en cordoba porfa..
y me deja como una pelotuda mirar a mi hijo y sus acciones nuevas...

Celina dijo...

me encantó, sobre todo, como describís tu fascinación desde un lugar que es, sin dudas lo que se suele llamar " el niño que está en uno".
comparto la atracción por los fenómenos, el cielo se oscurece y me genera como adrenalina.
en lo que a mí respecta, me dejan "como pelotuda" varias cosas, pero en lo pertinenete a fenómenos meteorológicos, me dejó "como pelotuda" la tormenta de granizo del 26/7/06; cuando en un intento más que pelotudo de salir a tapar mi auto con una frazada, me cayó una bola de hielo tamaño naranja para jugo, que me dió en el medio de la cabeza, me semi desmayó sobre el capot, y me terminó dejando de recuerdo 5 puntos en la cabeza, que me dió una doctora " como una pelotuda" que no tenía porta agujas para coser.
así que la resultante fue, un agujero en medio de la cabeza, ( porque la mina me cortó el pelo "como una pelotuda"), 5 puntos, el auto como un colador, y yo sintiéndome más que nunca "como una pelotuda"; porque no se combate un tormentón de granizo blandiendo una frazada.
saludos y muy buenos los post.