El Gatofloro

A través de mis experiencias de vida, y aquellas que me han sido contadas por otras personas, creo que puedo aseverar que el gataflorismo no es solo una condición que afecta a las mujeres, sino también a algunos gay y metrosexuales (jajajaja!).

Hoy les voy a presentar a un amigo de hace algunos años, en Córdoba, al cual terminé apodando Gatofloro. Se llamaba Leo, tenía 27 años en ese tiempo, y solíamos compartir salidas, cervezas y también comentarnos nuestras penas y hazañas amorosas. Leo como toda persona que padece de gataflorismo era antojadizo, algunas veces caprichoso, muy meticuloso con la ropa, siempre tratando de encontrar al hombre perfecto, pero conformándose (por unas semanas) con el hombre que le diera bola.

Vayamos a algunos ejemplos del gataflorismo de Leo. Voy a tratar de reconstruir algunas situaciones y diálogos:

El dotado
Leo había conocido un flaco que se llamaba Marcelo, no muy lindo convengamos y habían empezado a salir.
Leo: No sabes... tiene una poronga... le mide 24 por lo menos!
Yo: No, no puede ser
L: Sí, no te miento
Y: Vos, estarás feliz me supongo? comprate alguna crema para las hemorroides por las dudas
L: Ni en pedo. le dije que era 110% activo. Vos que crees, que me voy a dejar ensartar por eso?
Y: Leo, pero si a vos te gusta la poronga más que comer. Tu cola conoce mas pijas que inodoros!
L: Sí, pero de las normales, así tan grande me da miedo

Obvio esta decir que poronga-man lo expectoró a Leo en un plazo no mayor a 10 días.

El chizito
Pasadas algunas semanas, Leo conoció a Juan, un rugbier que jugaba para el equipo de La Tablada, muy lindo de cara y con muy buen físico.
Y: Y como van las cosas con Juan?
L: Es divino. Pero sexualmente no vamos muy bien. Lo que pasa es que la tiene muy chiquita. Si solo tuviera algo como lo que tenía Marcelo.
Y: Pero no que lo de Marcelo no te lo ibas a bancar?
L: Bueno, pero una cosa como la de Marcelo, en el cuerpo de Juan, da para hacer el sacrificio

A los dos días Leo me llamó por teléfono y me dijo que lo había cortado a Juan

El fiestero
Leo después de varios intentos y fallas empezó a salir con Carlos, un chabón de unos 35 años, simpático. Como a los dos meses de estar saliendo Leo me planteó esta situación
L: Carlos me esta proponiendo que incluyamos un tercero en la relación.
Y: Mira vos, le gustan las fiestas. Jajaja.
L: Sí, pero yo le dije que no. Y medio que eso lo está alejando de mí.
Y: Pero Leo, si vos me has contado que has estado en varias camas de a tres.
L: Sí, pero siempre fui el tercero invitado. Siempre fue una pareja y yo, osea que yo era la novedad y quien mas disfrutaba. Si incluyo un tercero en mi pareja, la novedad va a ser ese tercero y puedo perderlo a Carlos.
Y: Pero si él te insiste?
L: Que se joda.

Al poco tiempo Carlos emigró dejando a Leo con una sensación de vacío, la cual tuve que aguantar en mas de una charla con mi apenado amigo.

El sexopata
Pasado un tiempo Leo empezó a salir con Benja, al principio estaba feliz, Benja no era ni lindo ni feo, un flaco normal, de acuerdo a Leo tampoco tenia una trompa de elefante ni un maní con cascara, y además le encantaba el sexo, cosa que a Leo no le disgustaba en absoluto, hasta que un día:
L: Benja es medio degenerado
Y: Por?
L: Lo que pasa es quiere curtir cada vez que nos vemos, y yo tengo ganas de otras cosas, de salir a cenar, al cine, ir a bailar, pero el prefiere que nos quedemos en su casa o en la mía, dándole, dándole y dándole.
Y: Bueno, pero no me digas que a vos eso no te gusta
L: Sí, pero no todo el tiempo. Además, el 80% de las veces me toca hacer de pasivo.
Y: Dale Leo, eso te gusta, si vos tenes más entradas de cabeza que el Mercado de Liniers
L: Pero no es solo eso, le gustan los aparatitos y juguetes. El otro día vino con unas pelotitas
Y: Sí, las he visto
L: Le dije que ni en pedo se le ocurriera usar eso conmigo y se enojó.

Este tampoco le duro mucho a Leo.

El consejo
Un día Leo me pidió tomar un café, necesitaba hablarme de algo
L: Necesito que me des un consejo
Y: Sí, sobre que?
L: Esta este flaco Rodolfo, lo conoces?
Y: Sí, me parece un idiota.
L: Sí, pero tiene un no se que, que me atrae. Bueno, estamos conociéndonos, todavía no pasa nada, pero el tema es que, cuando estamos solos es una cosa y cuando estamos en grupo lo único que hace es ponerme en ridículo. Si yo emito comentario, él se burla y me hace quedar para el orto delante de sus amigos. Me trata en femenino, me pone apodos.
Y: Mirá, por lo que se de él y por lo que me decís, ese flaco es un tarado y varios han tenido quilombo con él, no te conviene, salvo que seas masoquista. Move-on. Hacé como que se murió, echale tierra y plantá un lirio.
L: Sí, como siempre tenes razón, ya empecé a poner distancia, pero a partir de ahora le voy a cortar el rostro definitivamente. Me encantó lo del lirio... Tenes razón, Move-on

Pasaron 3 días de esa charla y una tarde pase de visita por la casa de Leo, estábamos hablando cuando le sonó el celular y se puso a hablar con Rodolfo, estaban organizando para ir juntos a un asado el fin de semana. Cuando terminó de hablar le pregunté:

Y: Pero no era que no lo ibas a ver mas ni le ibas a dar mas bola a Rodolfo?
L: Porque te metes en mi vida? Siempre tenes que estar escuchando lo que hablo por teléfono y metiéndote en mis cosas?
Y: Escuche por que vos hablaste acá, delante mío, y te pregunté porque hace unos días vos me pediste consejo sobre que hacer y me dijiste que lo ibas a largar
L: Bueno, pero eso fue el otro día. Cuando te pida un consejo, aconsejá, si no te lo pido, quedate callado
Y: Leo, anda a cagar, sos la gata flora.

Al rato me fui y lo dejé con sus quilombos. Desde ese día lo apodé Gatofloro y le empecé a dedicar el mínimo tiempo posible, a pesar de que él, arrepentido, me llamaba y me buscaba para comentarme sus diarios avatares.

Uno se cansa...