El accidente de Sven

Corría marzo de 1983, estaba en Lima, y nuestra casa de Chacarilla del Estanque, la cual alquilábamos y constituía nuestra principal renta, estaba desocupada, por lo que nos turnábamos haciendo de serenos, prendiendo y apagando luces y quedándonos a dormir.

Ahora que lo pienso, era algo completamente innecesario. Si entraban los chorros, que se iban a llevar? el lavarropas que pesaba como 50 kilos? la cocina? no había nada mas allí, mas que las puertas, ventanas y alfombras de pared a pared, la casa estaba completamente vacía. Pero bueno, a veces el temor a una pérdida material o espiritual te ciega y por ello, en ese momento, las guardias nos parecían algo necesario.

Un sábado me tocaba hacer guardia a mi. "No problem, dije, esta noche nos pensábamos juntar a esperar los resultados del examen de ingreso de la Universidad de Lima, que me queda cerca, le digo a alguno de mis amigos que me deje en chacarilla y duermo allá". El plan cerraba completamente.

Hagamos la acotación necesaria. En esa época, a las universidades en Perú se ingresaba a través de un examen bastante complejo, para el cual los candidatos se preparaban con 6 o 12 meses de anticipación en academias privadas. Los exámenes eran múltiple choice y se respondían marcando respuestas con lápiz de mina en tarjetas especiales de IBM. Esas tarjetas se llevaban a procesar y pasadas las 11 de la noche de ese mismo día, los resultados se publicaban en unas carteleras.

Como comenté en alguna entrada, la de U. de Lima era la única confitería que tenía una universidad dentro, razón por la cual, este evento era un acontecimiento público. Los que habían rendido iban con sus amigos y amigas a estacionar sus autos en la puerta de la universidad, chuparse unos tragos escuchando musica cool desde los coches y ver si se levantaban alguna minita. Una vez publicados los resultados, aquellos que habían logrado el ingreso celebraban chupando más y se hacía la ceremonia del cachimbo, por el cual, los amigos les afeitaban la cabeza a los ingresantes varones.

Los que no lograban ingresar se quedaban chupando también para ahogar sus penas y acompañar a sus amigos que sí ingresaron.

Nosotros teníamos varios amigos que estaban postulando ese año, por lo que ir a este evento era lo más lógico. Ni bien estacionamos nuestros autos, pusimos la música al taco y nos dedicamos a tomar, algo con vodka seguramente.

Cuando venía por el quinto o sexto trago, me encuentro con dos amigos de mi barrio y compañeros de colegio, Pico y Raúl, voy, los saludo y les pregunto como estaban, ellos serios, a boca de jarro, me dijeron "Mal. Se murió Sven, estaba en su moto, tuvo un accidente y se mató esta tarde". Al principio no entendí lo que me decían, cuando me lo repitieron, me pegó. La noticia me shockeó. Sven era un compañero nuestro del colegio, el primero de nuestra promoción en fallecer, no había llegado siquiera a los 20 años. Con Pico y Raúl quedamos en hablar a la mañana siguiente para coordinar e ir al velorio y entierro, el cual sería en la tarde del domingo, y nos despedimos.

Esa noche bebí mucho más de lo que hubiese deseado y cometí un par de estupideces, creo que en un momento hasta me largue a llorar por una pavada. Cuando los chicos me dejaron en la casa de chacarilla, vacía y a oscuras, eran casi las 2 de la madrugada.

Me fui a la habitación de mis viejos, puse el aire acondicionado y me tendí a dormir en la alfombra. No podía pegar un ojo... La casa entera parecía tener vida. Ruido de puertas, pisadas en la escalera principal. Estuve tentado de salir de la habitación para ver que pasaba, pero el temor me paralizó y así quede como hasta las 4 de la mañana, en que logré dormirme. Al despertarme, no me quedé ni un minuto más de lo necesario en la casa, me fui en ayunas a tomar el colectivo y regresar a mi departamento de San Isidro.

Al llegar le conté todo a mi vieja, me aconsejó que me diese un baño y me recostara. Eso hice y dormí hasta el mediodía.

Al velorio de Sven no fuí, no me sentía preparado emocionalmente.