sábado, 15 de agosto de 2009

Almorzando con Mirta Legrand?

El padre de un amigo fue durante muchos años marino mercante, y esta historia nos la relató a su hijo y a mi en 1980. Unos veinte años antes, estaba abordo de un barco que iba de Panamá a Lima. En Panamá además de la carga habitual, habían ingresado una caja de casi dos metros de largo y un metro veinte de ancho, la cual no depositaron en los compartimientos de carga, sino en una habitación del sector de la tripulación.

En ese barco viajaba también otro marino, el cual se caracterizaba por ser un bromista empedernido, siempre le hacia bromas pesadas a sus colegas, y estos aprovechando que venía su cumpleaños decidieron devolverselas todas juntas en una sola. Para el día de su cumpleaños le prepararon un almuerzo especial, su plato preferido, arroz con pato y se lo sirvieron en una habitación contigua al comedor, en una mesa bien adornada, con un buen mantel y una botella de vino.

El flaco se sentó a comer, pero cuando estaba dando cuenta del quinto bocado noto algo raro, estaba comiendo solo sentado a la mesa y tenia a todo el resto de la tripulación de pie a su alrededor, algunos de ellos se estaban riendo disimuladamente. Dejó de comer y entro a revisar la comida por si le estaban haciendo una broma pesada. Nada, todo parecía estar OK. Preguntó que pasaba y los otros marinos le dijeron que nada y empezaron a cantarle el feliz cumpleaños para distraerlo, pero él ya intuía que algo se tramaban.

Entró a revisar y le llamo la atención que la mesa fuera muy angosta, levantó el mantel y ahí se dio cuenta... mandó a todos a la concha de su madre, se levantó y dejo de comer.

La mesa la habían servido sobre la misteriosa caja que cargaron en Panamá, la cual contenía un ataúd y el cadáver de un comerciante peruano que debían descargar en Lima.

Sí, el bromista había estado saboreando el arroz con pato de su cumpleaños sobre un cadáver. Desde ese día, el bromista dejó de comer arroz con pato y de hacer sus bromas pesadas.

2 comentarios:

naty dijo...

la venganza es el placer de los Dioses...

Pin dijo...

yo le hubiera pedido disculpas al alma del difunto y seguiria disfrutando del regalo XD

¿que mal te puede hacer el pobre difunto?

hay que temer a los vivos y no a los muertos.

¿morboso yo? :P