domingo, 2 de agosto de 2009

Secretos de pueblo chico

Esta historia me la relató un compañero de facultad que era del mismo pueblo, Laborde, en la provincia de Córdoba. Sucedió a finales de los 80.

Laborde es como todo pueblo chico, un infierno grande. Los chismes corren como reguero de pólvora, por que en sí, la vida del pueblo es muy monótona, y cuando sucede algún evento fuera de lo normal, automáticamente se convierte en acontecimiento. Para que se den una idea de lo que es Laborde (una vez pasé por allí), el pueblo tiene 12 cuadras de largo y 10 de ancho, así de chico es.

En Laborde vivía Franco, el protagonista de esta historia. Tenía para ese entonces 18 años recién cumplidos, estaba terminando el secundario y entre sus planes estaba el de irse a Córdoba luego de terminar la secundaria, para estudiar abogacía. Hasta ese entonces Franco no había tenido ninguna experiencia sexual, y salvo una noviecita que tuvo por poco mas de un año, su experiencia amorosa era nula.

En el mismo pueblo vivía Paula, una chica de 19 años, la cual no solo había perdido la virginidad a los 16, mientras estaba de novia con un primo de Franco, sino que como la cosa le había gustado, se venía cepillando a varios pibes del pueblo. Había que debutar? el pibe terminaba haciéndolo con Paula.

Así fue que no solo el primo de Franco había estado con ella, sino que el hermano mayor de Franco y 3 o 4 amigos del secundario de Franco también. Habiendo cumplido 18 años, Franco se puso en cola de espera y aguardó el momento apropiado de cruzarsela a Paula en alguna fiesta o reunión. Así fue, se la apalabró un buen rato y se fueron a buscar algún lugar donde estar mas cómodos e íntimos. Como no encontraron un lugar a media noche, y solo pudieron besarse y meter mano a lo loco, Paula le dijo que al día siguiente, domingo, podían verse a la tarde en su casa, pues no habría nadie.

Franco, con las hormonas a 300 grados de temperatura obviamente que accedió, y el domingo a la tarde estuvo puntualmente tocando la puerta de la casa de Paula. A todo esto, el padre de Paula algo intuía, aunque pensaba que era un solo pibe el que se estaba aprovechando de su hija, sin saber que su nena andaba más aceitada que la guillotina de Robespierre y ya le había cortado la cabeza a mas de 25 muñecos del pueblo, por lo que ese día decidió tenderle una trampa al don Juan, que para mala suerte de Franco, terminó siendo él.

Así fue que cuando estaban en lo mejor del tole-tole, entra el padre de Paula a la casa y flor de quilombo se armó. El chabón no entraba en razones, quería que Franco se hiciera cargo del tema y que se casara con Paula, como Dios manda, no se iba a llevar gratis la honra (sí, honra!) de su hija.

Franco no podía creer su mala suerte. Ni siquiera había podido terminar de debutar y ya lo querían casar con una mina que había debutado con su primo, había estado con su hermano y con varios de sus amigos. Pero como hacer para explicarle eso a un iracundo padre? Se iba a tener que terminar casando con la bombacha veloz del pueblo... Adiós a sus planes de estudiar abogacía y todo lo demás. La noticia de la boda corrió por el pueblo y a los dos días los padres de Paula ya estaban en el registro civil reservando fecha.

A todo esto, Paula tenía una sorpresita reservada para todos. Estaba embarazada de 2 meses. Franco al enterarse de esta novedad menos convencido estaba con la idea de tener que casarse y además criar hijo ajeno. En esos tiempos ni se hablaba de ADN, por lo que como hacer para saber quien era el padre?

Franco andaba preguntándole a cuanto varón se le cruzaba si él había estado con Paula para la fecha de la concepción. Nadie se hacía cargo. Franco se veía en la extraña situación de posiblemente terminar criando como hijo a un primo, un sobrino o quien sabe, tal vez hasta a un hermano, si no encontraba al verdadero padre de su futuro hijo a tiempo.

Como todo chisme nuevo, el hecho de que Paula estaba embarazada y que el presunto padre, Franco, aducía que el no era el padre, ya que no daban los meses y ni siquiera había logrado terminar la relación sexual con la nena iba de boca en boca y era materia de comentario en los cafés, mercados, farmacias y peluquerías del pueblo.

A todo esto Paula ni abría la boca. Ella seguía diciendo que el bebé era de Franco y que éste era el único con quien había tenido sexo. Las opiniones del pueblo estaban divididas entre los Paulistas y los Franquistas.

Milagrosamente apareció alguien que puso claridad en medio del quilombo. Ana, la hasta entonces mejor amiga de Paula habló, y lo que dijo tuvo efectos telúricos en el pueblo. Ella sabía quien era había embarazado a Paula, por que le había salido de campana o la había encubierto en mas de un encuentro sexual. El que había embarazado a Paula había sido el padre Mario, el cura del pueblo, el cual tenia unos 28 años de edad y con su sotana y buen porte hacía suspirar a mas de una colegiala de Laborde, entre ellas a Ana y Paula.

Paula iba "religiosamente" a la iglesia unas dos veces por semana a las tardes para que el padre Mario le diera "la bendición". En cuanto Paula noto el retraso se lo "confesó" a Mario y el cura desde ese momento cortó toda "relación" con la feligrés. Ana se enteró de esto por boca de la misma Paula y prometió conservar el secreto.

Un poco por celos de que el cura no le hubiese dado a ella "la bendición" y un poco por lástima de Franco, Ana deschavó la historia del cura y de Paula y la cosa paso de ser un chimento más a ser un mega quilombo. Tuvo que intervenir el obispo de Villa María me parece.

Si el cura se hizo cargo? De acuerdo a la versión oficial, no. De un día para otro nadie, ni siquiera su padre, habló mas de Paula, de su embarazo ni del casamiento. Meses después algún que otro comentario aparecía en el sentido de que la iglesia había arreglado para pasarle un dinero mensualmente a Paula para su mantención y la del bebé, pero muy pocos lo repetían, el tema era tabú.

Se sospechó que Paula al presentársele Franco, vio la oportunidad de hacerse de un noviecito respetable, esperar un par de meses y anunciar a la familia su embarazo, presentándole después a Franco un rozagante y gordito sietemecino, pero la irrupción de su papa en la primera cita echó por tierra sus planes.

El padre Mario fue rápida y silenciosamente reubicado en otra provincia si no me equivoco; Paula se fue del pueblo a vivir a lo de sus abuelos a Laboulaye, donde tuvo un hermoso nene al que bautizó (oh, casualidad!) con el nombre de Mario; el papá de Paula apareció de repente con un auto nuevo y le hizo un par de refacciones a la casa y Franco aprovechó la situación para zafar del casamiento forzoso y huir hacia Córdoba no bien terminaron las clases del secundario, ni siquiera estuvo para la fiesta de egresados.

Al pueblo en reemplazo del padre Mario llegó el padre José, un cincuentón de voz aflautada y modales amanerados. A partir de entonces las chicas dejaron de ser las que iban a la iglesia para ser bendecidas y en su reemplazo empezaron a acudir un par de jóvenes varoncitos.

2 comentarios:

Abercrombie Baires dijo...

Es increíble hasta donde llega la Iglesia, como institución, hasta donde se aggiorna para reunir y no perder feligreses. Acogidas bendiciones.

Sergio Aprea

naty dijo...

buena la nueva corriente es reconocer a los hijos de los curas y que puedan heredar... en definitiva tambien son hombres....