domingo, 30 de agosto de 2009

El comisario de abordo

Hace unos 12 años, andaba soltero por esta vida, y en alguna salida que hice conocí a Marcos, un pibe con el que intercambiamos teléfonos, me dijo que era comisario de abordo de United Airlines y quedamos en hablarnos entre semana.

Así fue, el flaco vivía con sus viejos en Pilar y viajaba a USA una o dos veces por semana, por lo que sus horarios eran complicados. Después de hablar la primera semana un par de veces no tuve noticias de él por la siguiente. Todo bien, algunas cosas que dijo y como lo dijo, me hicieron dar cuenta que Marcos era bastante afeminado, por lo que no tenía interés de iniciar una relación con alguien así. Cuando volvió, me llamó de vuelta y yo, para no ser mala persona, le aclaré que no me interesaba iniciar una relación con alguien a quien no pudiera ver tan seguido, por lo que deje sentado que no se hiciera ilusiones.

Pasaron dos semanas y me llamó un jueves. me dijo que había viajado a USA y que me había traído un perfume de regalo, le agradecí y le dije que no debía haberse molestado, pero él insitía en que me lo quería dar. Me dijo que al día siguiente quería invitarme a su casa a cenar y ver una peli en su home theater, y de paso me daba el perfume. Le agradecí y decliné la invitación, pero insistió.

Me explicó que no iba a poder salir por que debía quedarse en casa cuidando a su hermanito, casi me rogó que fuera y al final cedí. Por lo que ese viernes, tipo 22.30 estaba en Pilar tocando el timbre de la casa. La cena fue agradable, me comentó anécdotas de los viajes en avión, y después pasamos a ver la pelicula. Era 1997, tener una sala para ver películas, con proyector y home theater era algo novedoso, puso la película y nos quedamos mirandola sentados en dos mullidos sillones reclinables de cuero.

Terminada la película, yo ya me estaba por retirar, y Marcos insistía que me quedara y me proponía que hiciéramos algo, yo le dije que no, pero de alguna forma terminamos en su habitación. La cosa es que estábamos en los preliminares cuando de repente el hermanito de Marcos abre la puerta de la habitación. El pibe era down, tendría unos cuatro años mas que Marcos, pero mentalmente debía tener 8 años.

Rápidamente me escondí detrás de la cama y como pude me vestí, y aunque Marcos me aseguró que no, estoy seguro que su hermano nos vio haciendo algo. El chico tenía hambre y le pedía a Marcos que le preparase algo de comer. Un bajón. Me despedí a las apuradas y regresé a Capital lo más rápido que pude. Nunca volvimos a hablar ni supe de él.

Ahora que me acuerdo, tampoco me dio el perfume que me compró de regalo.

1 comentario:

naty dijo...

mal llama y reclama ese perfume que si es como los vinos esta añejo y salen mas caro....jajaa