domingo, 9 de agosto de 2009

Que carajo hacemos acá?

En las vacaciones de invierno de 1982, después de la guerra de Malvinas, un amigo mío junto a 2 pibes con los que hizo el secundario en Lima, decidieron hacer un viaje de mochileros y conocer Santiago de Chile y Buenos Aires, haciéndolo mayormente por tierra en dos semanas. Tenían algunos dólares ahorrados y en Argentina el cambio les favorecía.

El plan original era llegar lo más rápido posible a Santiago de Chile, por lo que lo hicieron en dos tramos por avión. Estar en Santiago sólo dos días, de allí, cruzar a Mendoza, quedarse unos días recorriéndola y después llegar a Buenos Aires, para luego hacer el regreso por el camino inverso.

Hasta Santiago los planes se les iban cumpliendo, pero cuando fueron a comprar los pasajes para cruzar a Mendoza les informaron que el paso del Cristo Redentor estaba cerrado por la nieve, y que la alternativa era cruzar en Avión a Mendoza o Buenos Aires, o irse al sur, a Osorno y cruzar hasta Bariloche.

Esta última idea no les disgusto, pasar por Bariloche sonaba más lindo que estar en Mendoza, así que averiguaron precios y se decidieron a hacer los 1.200 kilometros adicionales hasta Bariloche en colectivo. Partieron y dos días después ya estaban allí. Obviamente Bariloche les encantó (a quien no?), y extendieron su estadía allá por varios días en los cuales fueron a esquiar aprovechando que era invierno.

Estando en el Cerro Catedral, en uno de los paradores, coinciden con un grupo de estudiantes de Salta en viaje de estudios. Hubo onda entre uno de los pibes y una chica de este grupo y luego ella les presentó un par de amigas a los dos pibes restantes. Completadas las tres parejas se dedicaron a divertirse.

Estas chicas les hablaron maravillas de Salta, y entre las cosas que les comentaron, les dijeron que ellos podían regresar desde Salta a Chile en tren por el paso de Socompa, el cual no se cerraba por nieve.

A los tres peruanos viajeros esa alternativa les interesó y analizaron sus alternativas. Si venían a Buenos Aires, para regresar a Chile, sus opciones eran volver por Bariloche donde había paso asegurado, jugarse a cruzar por Mendoza, o de Buenos Aires ir a Salta y cruzar a Chile en tren. Cualquiera de las opciones seguras (Bariloche o Salta) requerían muchas horas de viaje por tierra, por lo que la estadía en Buenos Aires se vería reducida considerablemente.

Otra opción era quedarse en Bariloche todo el tiempo y regresar por donde vinieron y la tercera, motivados por las chicas, era ir en colectivo desde Bariloche a Salta y de allí cruzar a Chile en tren.

Esta última alternativa les pareció interesante, teniendo en cuenta que conocerían la ciudad más linda de Argentina de acuerdo a lo que les contaron las niñas y contarían con guias turísticas aseguradas y predispuestas, por lo que descartaron venir a Buenos Aires y desde Bariloche hicieron los 2.500 kilometros en colectivo hasta Salta.

Salta no les pareció gran cosa, es muy parecida a algunas ciudades peruanas como Trujillo o Arequipa, con balcones y casas coloniales. Para colmo, las chicas, de joda en Bariloche eran una cosa, y en su ciudad, con sus padres, teniendo que ir a la escuela, eran otra cosa; ergo, no les dieron mucha bola. Una vez que recorrieron la ciudad y sus alrededores, los viajeros se decidieron a volver a Chile en tren, además, les quedaban pocos días para retornar a la universidad en Lima.

Lo que las chicas no les dijeron es que el tren que va a Socompa no es de pasajeros, sino de carga y que este tren llega hasta allí, en la frontera con Chile. Los mochileros consiguieron abordar uno de los trenes y llegar a Socompa, donde se bajaron por que otra no les quedaba. Allá en la frontera les informaron que debían esperar entre dos y tres días que viniera el tren chileno, salvo que hubiera una demora mayor por desperfectos.

Muy a su pesar descubrieron in situ que en Socompa no hay nada, absolutamente nada, el desierto en medio de la puna de atacama, a 3.800 metros de altura y nada más, ni hotel, ni restaurante, ni nada. No hay pueblo, es solo un puesto de gendarmería, con barracas para los 20 gendarmes que están allí apostados, la estación del tren, cuatro galpones, tres casillas y solo eso. Del lado chileno tampoco había mucho mas, cuatro galpones y dos casillas. That's all. Otra cosa que descubrieron es que en invierno a esa altura, la temperatura promedio es de 20 grados bajo cero.

Los tres peruanos se miraron entre sí, putearon a las salteñas y se preguntaron que carajo hacían allí en medio de la nada, privados de toda comodidad y cagados de frío.

Subsistieron los dos días de espera al tren chileno, que felizmente no se atrasó. Obvio, se cagaron de frío y de hambre. Dormían en un galpón de gendarmería, en el piso, con unos colchones y frazadas que estos les prestaron, usando hasta tres mudas de su propia ropa como abrigo adicional, se alimentaron con galletitas, chocolates y gaseosas que compraban en un almacen/kiosko que proveía a los gendarmes del puesto de frontera. No tenían acceso a un baño, por lo que no podían asearse siquiera. Y lo peor es que de día entre el frío y el desierto, no tenían nada para hacer. Estaban al pie de un volcán, en la frontera entre Argentina y Chile, aislados del mundo.

Cuando llego el tren chileno negociaron para que los dejen viajar hasta Antofagasta y al descender allí, con la cara quemada por el frio, los labios resquebrajados, la ropa sucia y la barba de tres días, parecian naufragos recién rescatados. He visto fotos de eso.

Buscaron desesperadamente un hotel donde darse un baño, afeitarse y cambiarse de ropa, aunque a esta altura, la ropa que llevaban en la mochila ya no era apta para su uso. Compraron ropa nueva, comieron algo caliente y pasaron la noche en el hotel. Al día siguiente emprendieron el regreso a Lima lo más directo posible.

Como era ese dicho que decía que tres pelos tiraban más que una yunta de bueyes?

2 comentarios:

naty dijo...

lo que el hombre es capas de hacer para ponerla....

AbsoluteM dijo...

Peor hubiera sido que los agarre un peloton de gendarmes aburridos y apunados sin ponerla por mas de 30 dias y les hubieran dado pa que tengan y guarden, no?

Ups, creo que deje volar la imaginacion y se me escapó un ratoncito, juajuajua