sábado, 5 de septiembre de 2009

El chatón

Hace muchos años, cuando llegue a la Argentina, el fútbol estaba organizado de otra forma. Había un campeonato largo, llamado Metropolitano, donde estaban los cuadros grandes de Capital, mas algunos del interior, se jugaba todos contra todos en dos rondas, de mayo a diciembre. Y habia un campeonato corto, que se jugaba entre febrero y abril y era con eliminación en partidos de ida y vuelta. Este campeonato se llamaba Nacional por que incluía clubes del metropolitano y a los del interior del país.

Los clubes de Córdoba (Belgrano, Talleres, Instituto) no jugaban en el metropolitano, por lo que a Córdoba, rara vez iban a jugar River, Boca, Racing, Independiente y los otros, salvo para el campeonato nacional. Así fue que en febrero del 84, cuando no tenía ni tres meses acá, le tocó jugar a Talleres de Córdoba contra Boca. Yo, hasta ese momento no me había decidido por hacerme hincha de ningún cuadro, ni de Córdoba, ni de Capital, por lo que ese partido, no me generaba ninguna espectativa particular, pero un par de vecinos de mi edificio, hinchas fanáticos de Boca, me convencieron de ir a la cancha con ellos a ver el partido.

Por ser un partido importante, se jugó en el estadio del Chateau Carreras, estadio mundialista, luego rebautizado como estadio Córdoba. Para mi era todo un acontecimiento el poder ir a un estadio mundialista, máxime siendo aquel del partido Perú-Escocia del 78, así que a pesar de ser un domingo, 3 de la tarde y con casi 30 grados de temperatura, tomamos un colectivo amarillo de la vieja línea 119 y hacia el Chateau nos fuimos.

El bondi iba hasta las manos de gente. En el fondo había un grupo de hinchas de talleres, algunos bastante alcoholizados que cantaban todo el tiempo "dale la T, dale la T..." Casi todo el trayecto final, de 12 cuadras desde que salimos de la Av. Rafael Nuñez hasta el estadio debió hacerse a paso de hombre, debido a la cantidad de autos que convergían en la cancha. El chofer del colectivo, trataba de encontrar una forma de salir de esa congestión de vehículos, y arrancaba, frenaba, volvía a arrancar y a frenar. Nosotros, dentro del colectivo, apretujados, sufriamos con sus maniobras.

Estábamos en esa situación, cuandose siente a uno de los borrachos del fondo gritarle al chofer con la más pura entonación cordobesa "Niigro, vo, conoooocííí o no conoooocííí adoonde queda el chaaaatón?".

Carcajada general en el colectivo.

Nos bajamos, caminamos hasta la cancha y vimos el partido. Para el registro, Boca ganó 3-0. Mis amigos no tuvieron mejor idea que sacar entrada en la popular norte, donde se ubicó la barra brava de Boca, así que ese día, además de conocer el estadio, supe lo que era bancarse a "La doce" gritando en un partido y festejando los goles xeneises.

Decidí, por mi salud física y mental, hacerme hincha de cualquier cuadro, menos de Boca.

2 comentarios:

naty dijo...

dale que memoria te acordas hasta el numero del colectivo.... y despues queres ir al neurologo por tu problema con el aleman....

Pin dijo...

eh estado varias veces en medio de la doce (amen de que al ser nacido, criado y aun vivir en la boca conozco y conoci a varios), y son todos chicos tranquilos, lo tuyo son difamaciones en contra de los muchachos de "La 12"