sábado, 26 de septiembre de 2009

La fiesta inolvidable

No. No voy a hablar de la película con Peter Sellers, todo un clásico del cine cómico. Voy a referirme a una fiesta que marco un antes y un después en la vida de muchos de nosotros. la fiesta de año nuevo del 82.

Ese fin de año, no se bien a cuento de que, pasada la navidad de casa emigraron todos hacia Trujillo o Cajamarca, dejándome solo en el departamento. Ese verano rendía los exámenes de ingreso a la universidad e iba a clases a la academia preparatoria, por lo que no me podía ir de vacaciones y me quedé.

Tres días antes del año nuevo, mi primo Pedro, Fito, Odilo y Pacho vinieron a casa y tiraron la idea de usar el departamento para una fiesta de fin de año. Pensé que se trataba de una broma por el día de los inocentes, pero no era así. Al principio yo no estaba muy de acuerdo, el departamento estaba completamente amoblado con los muebles Luis XV de mi vieja, podían dañarse, pero, entre los cinco, repensamos las posibilidades y vimos la forma de guardar todo lo frágil o de valor en la habitación de mi vieja y de mi hermana, resuelto ese escollo nos dedicamos a organizar la fiesta.

Pacho y Pedro se encargaron del alcohol y las bebidas me parece, Fito resolvería el tema de la comida facilmente, traería baldes con pollo de Kentucky fried chicken y comida china, Odilo se encargaría del cotillón y la música y yo de preparar la casa. Las chicas serían invitadas entre todos. Calculamos los asistentes, hicimos las cuentas y empezamos a avisar a la gente.

Así fue como a las 10 de la noche del 31 empezaron a caer. Además de nosotros cinco, estaban entre otros, si la memoria no me falla, mi primo Roberto, Charly Flower, Narco-boy, el Chapulín, Pilín, Y-cuñau y el loco Cesar. Las chicas invitadas iban desde Carmen (una ex Miss Perú playa amiga de Odilo) y sus amigas , las chicas de trabajo social de la Católica que invitó Charly (con Techi "la aguerrida" a la cabeza) y que tenían fama de ser rápidas a la hora de subirse al tren de la alegría, Astrid, una alemana amigovia de mi primo Pedro, las Ingalls, un par de hermanas de dudosa reputación que vivían en una casa tipo cabaña rústica (de ahí el nombre) que trajo Roberto, las pachas (chicas de levante) de Lince que invitó Narco-boy y alguna que otra invitada suelta. Como ven, una concurrencia bastante ecléctica.

La fiesta se desarrollaba perfectamente, recibimos el año nuevo con mucho brindis, comimos, bebimos y bailamos. pero a eso de las 3 de la mañana la cosa se empezó a descontrolar. Para empezar en las escaleras que iban hacia el piso de arriba Narco-boy se divertía con una de sus pachas, mientras que en las que iban hacia el piso de abajo, Y-cuñau hacía lo propio con otra. En la cocina, Charly le practicaba respiración boca a boca a una futura trabajadora social, en un momento quise entrar a mi habitación pero al encender las luces encontré un mar de brazos y piernas sobre mi cama. Esta estaba ocupada por mi primo Roberto quien se encontraba atendiendo a Angela y Claudia Ingalls en simultaneo. Hasta había gente teniendo sexo en los autos estacionados en la calle. La fiesta había derivado en una maratón de gente garchando desenfrenadamente.

Para las 5 de la mañana se vieron algunas parejas retornar de sus escondites, continuamos bailando y tomando hasta las 6 en que el jolgorio finalizó y los invitados empezaron a partir. Fito, fuera de sí por tanto descontrol, al grito de "Tiremos la casa por la ventana" empezó a lanzar los restos del cotillón por la ventana desde el quinto piso a la vereda, para terminar lanzando también los baldes vacíos de pollo de Kentucky fried chicken, los vasos y platos descartables .

A las 7 de la mañana y con la casa hecha un quilombo, los 5 organizadores cerramos todo y nos fuimos a Punta Hermoza a desayunar tamales con chicharrón. Ese sí fue un buen comienzo de año

2 comentarios:

naty dijo...

dale conta que cuando tu vieja se entero te quizo matar,,,,,,

Anónimo dijo...

Extraordinaria narración, ya recuerdo perfectamente. Pacho