sábado, 28 de marzo de 2009

Las mucamas en Peru

Las mucamas, empleadas domesticas, chicas o las "cholas" son una institución en el Perú. No hay casa que se precie que no tenga una mucama cama adentro. Estas limpiadoras "todo terreno" se encargan no solo de la limpieza, la cocina y el cuidado de los chicos, sino también de los mandados y de cualquier otra actividad doméstica menor, como sacar al perro a la vereda, atender el teléfono haciendo de secretaria, etc. etc..

Hace un par de años, con Sergio llevamos a mi sobrino a que juegue a la pelota en el parque. El parque estaba lleno de niños, todos con sus respectivas empleadas domésticas uniformadas. Mi sobrino era el único que en lugar de nana fue con parientes. Así es el Perú.

Repasemos las que tengo en la memoria

Zuleida: fue nuestra primer mucama, era muy chico yo, era muy buena cocinera, aunque un poco descuidada. Un día dejó ron de quemar en una botella de Fanta, llegué del jardín, vi Fanta azul y me la tomé del pico, me desmayé y debieron hacerme un lavado gástrico. Su menú predilecto era Arroz con papas fritas y bistec apanado (algo parecido a una milanesa)

Marcela: Nana, principalmente de mi hermana, al principio era esa su única función, pero después de la muerte de mi viejo, cuando nos mudamos a una casa más chica, y como mi hermana ya era más grande, debió encargarse también de la limpieza. Hablaré de ella más tarde.

Rosa: Eximia cocinera. hacía unas tortas y postres deliciosos. Muy servicial también, aunque de carácter fuerte.

Jovita: Estuvo con nosotros como 7 años. Cuando empezó a trabajar con nosotros pidió permiso para ir a la escuela nocturna, no solo terminó el secundario sino que se recibió de enfermera. Después se casó y mi vieja fue su madrina de casamiento. Hoy es toda una señora de su casa, con sus hijos y de tanto en tanto visita a mi familia.

Miriam: Todo terreno del siglo XXI. Empezó como nana de mi sobrino y luego devino en empleada full time. Actualmente trabaja con mis hermanos. Se banco toda la enfermedad de mi vieja. Es muy servicial.

Marta: Actualmente va un par de veces por semana a lo de mis hermanos. Era la empleada domestica de mi vieja, y hoy ayuda con la limpieza. Como la quería mucho a mi madre a mis hermanos les da cosa prescindir de sus servicios, y a Miriam una mano extra no le viene mal, así que es part time. Muy servicial con nosotros también, y cada vez que viene mi hermana a Buenos Aires, ella junto con Miriam nos mandan gaseosas, tamales, ají, etc.

Con la que mejor me llevé fue con Jovita, claro, yo tenia 16 años y necesitaba una cómplice para irme a fumar a la terraza y Jovita no me delataba.

En la época de esplendor, cuando vivía mi viejo y teníamos la casa enorme, llegamos a tener 3 empleadas domésticas cama adentro. Una para cocinar, una para limpiar y la nana de mi hermana.

Otra cosa común es que las empleadas domesticas se embaracen. Cuando esto pasa, trabajan hasta el 8vo mes, se van y dan a luz a su vástago y si los empleadores aceptan, al 3er mes regresan a trabajar con su hijo a cuestas. Como hacen? se lo atan a la espalda y van limpiando la casa. Yo tengo el recuerdo de Marcela limpiando con su hijo a la espalda, el cual nos miraba desde la espalda de la madre y movía la cabeza como si fuera un muñequito de taxi.




Sin ir más lejos, Teófila, la sempiterna empleada doméstica de la casa de mi abuelo llegó a tener 3 hijos, todos mientras trabajaba allí. Dos de ellos, menores aún, vivían en la casa con mis abuelos y mis cinco tíos, y hacían de ayudantes o de chico de los mandados. Mi abuelo diariamente tenia que alimentar 10 bocas. Flor de presupuesto!

Era práctica común que al contratar a una nueva empleada domestica, la dueña de casa además de las referencias, le retuviera el documento, como medida precautoria. A los dos o tres meses se lo devolvían, como una señal de confianza. Aunque a veces, esta confianza se vulneraba.

Marcela por ejemplo, luego de trabajar con nosotros mas de 9 años, nos terminó robando.

Una mañana nos levantamos y descubrimos que el juego completo de platearía 925 que teníamos en la consola del comedor había desaparecido, habían entrado por el jardín, abierto una ventana e ingresaron a la casa, aparentemente. También le habían dinero en efectivo a mi vieja de la cartera, por lo que los chorros debieron haber entrado a su habitación mientras dormía.


Era muy raro todo, por que en esa época teníamos dos perras, una de los cuales ladraba ante cualquier movimiento extraño o ruido nocturno. Mas de una vez hizo un escándalo cuando llegaba pasada la medianoche de alguna fiesta, despertando al resto de la casa. Por que no había ladrado esta vuelta?

Mas aún, si los chorros anduvieron por ambas plantas y las habitaciones. Por que si ladró, no la habíamos sentido? Esas incógnitas quedaron por un tiempo sin respuesta. Mi tía Nelly, hiper fantasiosa, elucubró la historia de que seguramente nos había rociado con un spray somnífero y por eso no habíamos sentido nada. Esta vez, estuvo cerca...

Tuvimos que poner rejas en todas las ventanas y trabas en las puertas. A partir de ese día la casa parecía un banco de tantas cerraduras.

Unos meses después, a mi vieja le empezaron a desaparecer cosas y plata de su cartera y empezó a sospechar. Un día, decretó una requisa y entre las pertenencias de Marcela, encontró no solo parte de esas cosas, plata, sino también un arma cargada. Que hacía la empleada domestica con una 32 cargada en la casa? Llamaron a la policía y Marcela confesó. Dijo que ella en complicidad con otra persona, habían robado la platería y la habían vendido. Para que no nos depertemos, ella había disuelto pastillas para dormir en la cena, y cuando nos dormimos, le abrió el ventanal a su cómplice. Por eso no habíamos sentido ladrar a la perra!

Juntos hicieron el desvalijado. Ella tenía el arma para que su cómplice pudiera moverse libremente por la calle, así cuando entraba, le daba el arma al cómplice por las dudas que alguno de nosotros se despertara. El arma la tenía guardada ella para un segundo robo que aun estaban planeando.

La policía se llevó a Marcela y a su hijo detenidos. A los días detuvieron al cómplice. Nunca más la vimos, y tampoco recuperamos lo robado, obviamente.

1 comentario:

naty dijo...

a veces uno no tiene que confiar ni de su propia sombra...