domingo, 29 de marzo de 2009

Podria conseguirme un escort?

Uno de los servicios que nos requerían los huéspedes que se alojaban con nosotros era que le buscáramos escorts masculinos, más conocidos en el ambiente vernáculo como Taxi Boys. Todo empezó con Don, un huésped de 68 años que vino de Florida por unos 10 días, y ya en la reserva nos solicitaba este servicio. Cuando llegó el viejito, nos lo requirió y a través de internet le íbamos bajando info de las distintas opciones que habían disponibles. El viejito miraba las fotos de los flacos en pelotas, elegía, nosotros llamábamos, acordábamos la tarifa y el pibe aparecía.

Don era un poco especial, requería que el taxi hablara inglés, ya que él no hablaba una palabra de español, mas que "Gracias", fuera de menos de 30 años y que el servicio durara entre las 5 y las 12 de la noche, horario en el cual, además de proveerle sexo, el pibe debía acompañarlo a pasear por alguna zona de Buenos Aires y terminar la noche cenando con él.

Un día Don nos pidió que lo acompañemos a cenar con uno de sus escorts. Celebraba su cumple número 68 y quería que nosotros también participásemos de la cena. Así que a La Parolachia fuimos Don, el taxi boy, Sergio y yo. Durante la cena el taxi boy, un flaco de no mas de 22 años, no habló una palabra en inglés. La charla era entre Sergio, Don y yo. En un momento le pregunté al flaco si el hablaba inglés y nos confesó que no, y que esa era la primera vez que además de sexo le estaban pidiendo que hablara.

Así se fueron dando casos de huéspedes que requerían de estos servicios y a los que les servíamos de "celestinos" negociando precios y condiciones.

Un caso que recuerdo fue el de George, un sudafricano de unos 50 años, morocho y gordo, siempre vestido con una túnica distinta. Es lo más parecido que he visto a una morsa con túnica. George ocupaba la única habitación de la casa con cama de una plaza, y hasta ahora no termino de entender como hacía para entrar allí. El día que nos pidió un taxi boy yo pensé que iban a terminar destruyendo la camita, afortunadamente eso no pasó.

Era un domingo a la tarde y entramos a llamar de la pagina web, de acuerdo a su selección. No encontrábamos ningún taxi boy disponible de los que elegía. Hasta que contactamos a un chabón que aceptó el precio negociado por Sergio. Indicó que tardaría una hora en llegar. Pasada una hora y media y el flaco sin presentarse, George entró a ponerse nervioso. Nos pedía que llamáramos a otro. Nosotros tratamos de calmar su impaciencia, pero George se ve estaba muy requerido de una cena en base a carne argentina y no había forma de contenerlo.

Afortunadamente el taxi originalmente contactado atendió el celular y nos dijo que estaba en camino, aunque un poco demorado. Esta información calmo un poco la ansiedad de la morsa. Como nuestro turno terminaba, le dejamos las indicaciones a Natalia, quien nos iba a reemplazar y nos fuimos.

Al rato Natalia nos llamó a casa. El taxi boy había llegado y lo primero que hizo fue encarar hacia Pablo, el marido de Natalia que la estaba acompañando. Cuando Natalia le explicó de buenas maneras ("Che, él no, él es mi marido!") que el cliente era otro y lo presentó con George, el taxi se negó. Claro, al ver a la morsa pidió paga extra, bancarse al gordo iba a requerir un plus. George no quería pagar de más y el taxi boy exigía hablar con Sergio, con quien había concertado el trato telefónicamente.

Así que Sergio por teléfono debió renegociar paritarias con el laburante argentino, y ofreciéndole llamarlo nuevamente para otros huéspedes, este accedió irse a la cama con George. Todos felices? suponemos que sí.

Pregunta: Los taxi boys te cobran la bajada de bandera o la bajada de caña?

1 comentario:

naty dijo...

jaja me acuerdo... la cara del chabon cuando lo vio al gordo... pero lo imperdible fue la cara de desesperacion de pablo, mi marido cuando entro y le empezo a tirar plumas, se queria morir.... buena anecdota.