viernes, 13 de marzo de 2009

Musica funcional

Allá por 1981, cursabamos el 5to año de secundario.

Nuestras aulas contaban con un sistema de intercomunicación con la dirección del colegio. A través de un parlante en el techo de cada aula, desde la dirección se podían pasar mensajes informativos, llamar a algún alumno y hasta secretamente escuchar el sonido ambiente de alguna determinada aula. También ese sistema servía para difundir música funcional a un volumen tan bajo, que permitiera el dictado de clase, y que al mismo tiempo sirviera para hacer más agradable el ambiente en las aulas.

En esas épocas aparecían los primeros walkman, reproductores de cassettes, y uno de nuestros compañeros llevó el suyo un día y a nosotros se nos ocurrió una idea para modificar el sistema de audio. Debíamos instalar un cable por dentro del cielorraso y bajarlo de alguna forma invisible hasta hacerlo terminar en la parte de atrás del curso, donde camufladamente colectaríamos la salida de audio del walkman y podríamos pasar nuestra propia música funcional.

Para hacerlo, montamos un operativo nocturno. Organizamos todo y un viernes a la noche regresamos al colegio, saltamos sobre el muro perimetral y fuimos hasta nuestra aula. Obviamente, la puerta estaba cerrada con llave, por lo que previamente habíamos dejado preparado el modo de ingreso a través de una de las ventanas. Uno de nosotros destrabó esa ventana y desde adentro, procedió a abrirnos la puerta.

Nos pusimos a trabajar, desmontamos dos paneles acústicos del cielorraso, ingresamos el cable a través de uno de los conductos de electricidad usando cinta pasacable, y lo sacamos por el costado de un tomacorriente. El otro extremo lo conectamos al parlante y voilá, todo listo.

El lunes, de regreso a clases, conectamos el walkman y los profesores quedaban sorprendidos al escuchar ya no la tranquila música funcional, sino canciones de los Rolling Stone, Led Zeppelin, White Snake y otros grupos de rock del momento. Miraban de reojo el parlante ante cada nuevo tema que nosotros propalabamos desde nuestro improvisado puesto de DJs.

El director habrá estado de buen humor? Habrán descubierto que la música rock fomentaba un mejor clima de estudio? El director estaría consumiendo sustancias alucinógenas? Habían varias explicaciones posibles para el repentino aggiornamiento de la música funcional.

Nuestra jugada hubiese sido magistral, salvo que fue rápidamente descubierta. Al tercer o cuarto día de propalar la música de los cassettes que cada uno iba llevando con sus grupos favoritos, el encargado de cambiar el cassette y reemplazar las pilas al final de la cuarta reproducción de un cassette, olvido hacerlo y el quinto cassette empezó a sufrir la flata de baterías.

Así fue como la aflautada voz de Freddy Mercury en Queen cantando We will rock you, fue mutando hacia una reproducción lenta y pastosa, lo cual obviamente no podía provenir de la dirección. El profesor de turno se puso a investigar, fue hasta la parte de atrás del aula y descubrió nuestra instalación. A la hora del almuerzo, personal de mantenimiento se encargó de desmantelar nuestro trabajo.

Si bien se investigó y cada uno del curso pasó por la dirección, nadie confesó. El único que sufrió fue Guillermo, a quien le incautaron su novedoso walkman.

1 comentario:

naty dijo...

ustedes eran de terror, cada vez mas me sorprende tu adolecencia....