domingo, 14 de diciembre de 2008

Los murciélagos de Once

Siguiendo con el tema de los animales invasores, recordé esta historia.

Allá por 1997, conocí un prospecto de novio, un muchacho de la colectividad, que obviamente vivía en el barrio de Once. La relación no prosperó, el muchacho en cuestión tenía muchos conflictos con su sexualidad, y su idische mamme quería nietos de su único hijo. Aparte, un tema que no es menor, yo no era de la colectividad, y no pensaba convertirme al judaísmo. A pesar de eso, salimos por unas semanas y la anécdota puede contarse.

Un día me invitó a pasar a su casa, un departamento en el quinto piso de la calle Tucumán, en pleno Once. Me llamó la atención que haciendo calor las persianas estuviesen herméticamente cerradas, y que al lado de cada una de ellas, se hubiese dispuesto de unos aparatitos conectados a la corriente. Al rato sentí un ligero dolor de cabeza y le pedí un analgésico. Me dio uno y me dijo: "mejor salgamos, el ultrasonido debe estar dándote dolor de cabeza, hasta que uno se acostumbra, es así".

Salimos y le pregunté de que ultrasonido hablaba. Resulta que sus persianas estaban infestadas de nidos de murciélagos, al igual que muchos departamentos del Once. Los bichitos en cuestión, dormían de día y a la noche se los podía sentir arrastrando sus patitas y alitas por dentro del taparrollo, en camino a la libertad de volar. Los ultrasonido eran los aparatitos que colocados al lado de cada ventana.

"No sirven, pero mi vieja esta loca con el tema de los murciélagos" me dijo. "Ya hemos intentado todo para erradicarlos, pero regresan". Y me contó el porque de la histeria materna.

Resulta que una noche su madre estaba sola en casa, con las persianas abiertas y las luces apagadas de su habitación, viendo una película de terror, creo que "Drácula, de Bram Stocker" cuando de repente, un murciélago que seguramente perdió el rumbo, ingresó a la habitación por la ventana agitando alegremente sus alitas. El quiróptero entró a revolotear por arriba de la cama de la señora y a la vieja casi le da un soponcio.

Encima, ella era de la colectividad y no tenía ningún crucifijo a mano, para ahuyentar a Drácula. Salió despavorida a los gritos y no se detuvo hasta llegar en bombacha, corpiño y descalza a la planta baja. El nene debió regresar de la calle a socorrer a su madre y por 3 días durmieron en un hotel, hasta que des-murcieliguizarán (perdón por el neologismo) el departamento.

Pregunta: Drácula en Israel se puede hacer un festín, no?

1 comentario:

naty dijo...

si seguramente.... igual sino yo me anoto segun k tal este dracula,