domingo, 14 de diciembre de 2008

Piropos compulsivos

Cuando tenía 8 años, mis viejos decidieron librarse unos meses de mí y con la excusa de que perfeccionara mi ingles, me deportaron a vivir con la familia de mi tío Walter, en Flint, Michigan. Fui al colegio allí, aprendí a andar en bicicleta, a nadar (bueno, maso), aprendí inglés, lo pase muy bien. Al final retorné a Perú, espiquin in inglich, yeea.

Mi tío era cirujano cardiovascular y con mi tía habían adoptado el american way of live, por lo cual no hablaban español ni siquiera en la casa, solo inglés. Salvo cuando piropeaba.

Mi tío tenía una compulsión por los piropos. Iba en su station wagon por Flint y si veía una gringa con buen trasero, le espetaba un "Mamita, que rico tu cucú" o "Con esas tetas me alimento un año entero" in espanich, obvio. No le importaba si al lado estaba su esposa, sus hijas o hijos, su madre o en este caso su sobrino. Tampoco importaba si íbamos a misa o si nos llevaba a la escuela a las 7 y 30 de la mañana, toda ocasión era propicia para alabar un buen culo o un buen par de tetas.

La primera vez que lo escuché piropear y de una forma tan zarpada (estábamos en 1973!), le expresé mi sorpresa. Me dijo: "Sobrino, aquí nadie entiende ni michi de castellano, no te hagas problema" y siguió con sus ocasionales piropos compulsivos.

Cuando llegó el verano boreal, osea junio, hicimos los bártulos, nos subimos todos a la station wagon y en dos días cruzamos 6 estados: Michigan, Ohio, Kentucky, Tenesee, Georgia y Florida, hacia la soleada Miami donde mi tío tenía una casita de verano y un yate para hacer pesca deportiva.

Un día, mientras cruzabamos el centro de Miami, mi tío divisó un culo increíble y claro, ni corto ni perezoso, le espetó un:

- Que buen trasero! Si mi mujer no estuviese acá al lado, te llevaba a la playa, mamita!
- Que te pasa a tí? come-mierda!

Escuchamos la respuesta en un claro, sonoro y entendible cubano.

Claro, el pelotudo se había olvidado de donde estaba, no había visto que la portadora de tremendo traste era una latina y se mandó con su piropo de rigor, la mujer, ofendida, descargó sobre él el peor insulto cubano: come-mierda. Mi tío, a las apuradas, sacó el coche del centro de Miami y desde esa vez no lo escuché volver a piropear por el resto de mi viaje. Me dió un poco de vergüenza, y no lo hice, pero quería preguntarle: "exactamente, que es un come-mierda?"

1 comentario:

naty dijo...
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