sábado, 27 de diciembre de 2008

Tenemos que ganar las elecciones como sea

En 1983 yo colaboraba con un partido político, en Perú. Vinieron las elecciones municipales, y el comando nacional de campaña me encomendó la tarea de organizar el comando de campaña de mi barrio, San Isidro.

Si bien nuestro candidato tenía algunas chances, iba a requerir pelea ganarle al alcalde que se postulaba a la reelección, y que había tenido un buen gobierno, no excelente, pero bueno.

Nuestro candidato era un reconocido comerciante del distrito, el cual estaba ya un poco viejo y de hecho falleció al poco tiempo de finalizadas las elecciones, pero bueno, era nuestra carta y había que jugarla. En una de las primeras reuniones del equipo de campaña, llegamos a la conclusión que debíamos de ganar las elecciones, cueste lo que cueste. Esa arenga en mis oídos a mi me resultó una suerte de carta blanca, y puse manos a la obra.

A la semana en la siguiente reunión de campaña se propusieron los ejes en que tornaríamos la estrategia. A mi me había quedado resonando el "Tenemos que ganar las elecciones como sea"y traía dos propuestas. Esperé que hablaron los candidatos a concejales, y antes que hablara el publicista, pedí la palabra y presente dos ideas:

- Un lema de campaña: "Por un San Isidro sin ratas" el cual era bastante ambiguo ya que no esclarecía si nos referíamos a los actuales gobernantes o a los roedores que había en algunas zonas del distrito.
- Un plan de trabajo: no podemos ganar las elecciones sino tenemos un fiscal en cada una de las 900 mesas de nuestro padrón, y para ello íbamos a requerir gente joven que se nos uniera y colaborara.

Finalizada esa reunión me delegaron la pequeña tarea de conseguir 900 personas que estuviesen como fiscales, me asignaron un presupuesto, y al tema me dedique en los siguientes 2 meses de sol a sol. En el local de nuestro comando de campaña hice colocar dos metegoles y una mesa de ping pong, equipo de musica y un frigobar con gaseosas. Siempre había gente joven jugando o atendiendo a los visitantes.

A través de un centro de cómputo emitimos dos cartas, una destinada a todos los afiliados nuestros en el distrito mayores de 26, invitándolos a venir a nuestro local y unirse a nuestra campaña y otra destinada a los jóvenes de 18 a 26 años del padrón general del distrito, a estos invitándolos a fiestas de campaña, cada viernes a las 10 de la noche.

Fiesta significaba alcohol gratis, así que con el presupuesto asignado y con 3 botellas de galón de whisky Johnnie Walker vacías que me conseguí, nos pasamos los viernes a la tarde Ivan, Marcos y yo preparando tragos en casa. Exprimíamos los limones a mano y con la ayuda de las licuadoras de nuestras casas preparábamos dos galones (cada galón tiene más de 4 litros) de pisco sour y uno de gin c/canada dry (algo parecido a un Gancia batido).

Unos sandwiches comprados en una panadería, folletos para repartir, buena música y la fiesta estaba lista. El primer viernes, 30 personas, el segundo 75, de ahí en mas no bajaban de 200 por viernes, ya no había lugar en el local, se quedaban chupando en la puerta. Tuvimos que agrandar la cuota de licor y ya para ese entonces desde el jueves empezábamos a llenar 6 contenedores de galón. Íbamos anotando los teléfonos, documentos y direcciones de nuestros futuros fiscales de mesa y en la semana los llamábamos para darle la charla instructiva, la credencial y demás elementos.

Así fuimos completando la grilla de fiscales de mesa y logramos el objetivo. cada mesa tuvo su fiscal. Acá no hubo promesas vacías, sino actos concretos: comida, música, chicas y alcohol.

Y que pasó con las ratas? Bueno, nuestro candidato en una conferencia de prensa tiró el tema, hablo de las ratas en las cloacas, que debían ser evacuadas y lo mismo con las ratas en el gobierno municipal, las cuales había que remover. El tema trajo polémica. El oficialismo nos solicitó públicamente que mostráramos donde habían ratas en San Isidro, así que show mediante fuimos con la TV hasta uno de los parques más grandes, El Olivar, y puerta por puerta le preguntámos a los vecinos si ellos habían visto ratas, la mayoría respondió que sí, que de noche, en el parque se veían. Gol nuestro.

El día de las elecciones, a fines de noviembre, nuestros cómputos fueron de los más reñidos, terminamos de computar la última mesa pasadas las 11 de la noche, y en el resultado final ganamos por menos de 1%

Recibí muchas felicitaciones y propuestas para trabajar en la municipalidad. También de ser parte de la lista de concejales para las elecciones siguientes dentro de 3 años. Tuve que rechazarlas, ya tenía el pasaje y un nuevo destino de vida fijado en Córdoba, no pasaron 20 días de las elecciones y yo ya estaba de camino hacia acá.

1 comentario:

naty dijo...

mira vos podrias haber sido politico... que goleado ....pero bueno es lo que hay ingeniero en sistemas.... y bue a conformarse